La educación en 2030

Hoy he querido hacer una prueba en clase.
- ¿Estabas aburrido o qué?
- No. Solo por salir de dudas.
- ¿Y qué has hecho, bruto?
- Pues les he pedido que escribieran a mano.
- ¡¿Pero qué dices?!
- Sí. Hace años que no veo a ninguno de mis alumnos hacerlo.
- ¿Pero si está prohibido? ¿No recuerdas el Decreto 78236532985?
- Cómo olvidarlo, con ese nombrecito…
- En serio.
- Bueno, a veces hay que arriesgar. Hace tiempo que tenía la idea en la cabeza.
- ¿Y qué? ¿Qué ha pasado?
- Terrible.
- No me extraña.
- Niños sollozando, algunos llorando a moco tendido. Vómitos, pataletas, cuatro o cinco lipotimias… en fin. Por un momento parecía que una niña sufría un ataque epiléptico, pero no, era solo alergia. Brutal. He tenido que hacer de tripas corazón.
- Atrevido.
- Es que los veo siempre con sus gafas de más de 20 dioptrías, tan pequeñitos, tan tiernos… y venga mirar la pantalla. Y todos con el túnel carpiano destrozado, ¡a su edad!  
- Sí, tío.
- Era solo un dictado, eh.
- Ostras.
- De esos innovadores hace 20 años. Uno copia una parte, el otro la otra… pero ni así. Espero no haberles provocado daños cognitivos irreparables.
- ¿Te han dicho algo?
- No. Les he pedido que no digan nada.
- Ah, vale.
- Sí. Y he quemado las hojas antes de irme. No hay pruebas.
- Bien.
- En el fondo creía que era por su bien. Me ha parecido ver una chispita de ilusión en sus caras, con el boli entre las manos, dibujando letras como lo hacíamos nosotros de pequeños.
- Ya.
- Pero no, ha sido un arrebato de orgullo. Pensé que yo, tan alternativo… podía lograrlo, pero que va. Error. - Creo que ya es demasiado tarde. Han crecido sin tocar un libro de papel, sin un puto lápiz. De hecho ya no les funciona bien el pulgar oponible.
- Qué fuerte. Cariño, espero que hayas aprendido la lección. Nunca mais.
- Bueno… eso no ha sido todo.
- No me vaciles. ¿Qué has hecho, animal?
- He escrito en la pizarra esa. La verde. Me hacía ilusión. La he sacado de la hornacina y les he enseñado cómo se escribía antes. Para que fliparan un poco.
- Pero tío.
- Ya te digo, el orgullo de los cojones.
- ¿Y?
- Pues… no sé si contártelo.
- Va, ¿qué?
- Pues fatal. Un niño me ha dicho que su padre no le paga el cole para verme hacer eso. Otra, que si me creía grafitero o qué. Otro, el chulito, ha querido pegarme. Pero no le he dejado. Y en la última fila uno ha intentado tirarse por la ventana. De la impresión. El chaval no lo comprendía, no podía asimilarlo.
- Después de lo del dictado, normal.
- Suerte que estaba cerrada. Como no ven bien…
- Uf. Si es que…
- Qué susto.
- Sí. Mañana portátil, móvil o lo que sea.
- O lo que sea.

Comentarios

  1. Jajajajajajajaja Excelente, como siempre. Felicitación y abrazo digital compi 😜

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares