PRÁCTICA 3. NARRATIVAS ESCOLARES




Descripción de una situación didáctica en el aula en la que se ha favorecido el desarrollo de la competencia en comunicación lingüística durante mis prácticas en IES Jorge Juan.

La unidad didáctica en la que se inserta esta actividad es la referente a la tipología textual, en la asignatura de Lengua castellana y Literatura para estudiantes de primero de Bachillerato en la modalidad nocturna. Al tratarse de esta modalidad, el alumnado es menor en número y mayor en edad.
La finalidad de esta actividad es ver cuáles son las diferentes características de los tipos de texto. Para explicar cuáles son los rasgos de texto oral, llevamos a cabo algunas dinámicas de grupo, donde el alumnado tiene que interactuar y actuar para que el resto de las compañeras y compañeros puedan entender el mensaje.
Posteriormente, se hacía una lluvia de ideas dirigida en la que el alumnado era responsable de determinar cuáles son las características del texto oral. De este modo, el alumnado recurre a la situación que acaba de experimentar, y la gestualidad aparece como primer rasgo. Asimismo, son capaces de reconocer que en los textos orales se intercambian los papeles de emisor y receptor por turnos, y que es un registro espontáneo e informal.
El docente solo tiene que dirigir las ideas que van surgiendo y recogerlas dándoles un orden y relacionando con otros rasgos. De este modo, el docente es el último en confeccionar la lista de características para aplicarlas posteriormente a lo que se realizará después. En la siguiente actividad se muestra una conversación de WhatsApp en la que podemos observar que muchas de las cosas vistas anteriormente, como la inmediatez "relativa", la sintaxis, la deixis, los marcadores conversacionales y el registro se repiten, pero en este caso, en un texto escrito.

En esta ocasión los alumnos ven fácilmente las características. Lo siguiente es que, a partir de este texto, redacten un texto en el que no aparezcan estos rasgos y desarrollen un texto narrativo de la situación que se lee en la conversación. Esto da opción a que el alumnado pueda poner en práctica los rasgos de los textos escritos como oposición de los de los textos orales. Ahora se trata de un texto planificado, estructurado y cohesionado, aumentan los marcadores textuales, la sustitución, la elipsis y el registro formal.  Así pues, el siguiente paso es que ellos puedan observar en sus propios textos las características del texto escrito.
El alumnado se ve implicado en la actividad desde el primer momento ya que parten de la propia experiencia para el análisis y recurren a una situación real y contextualizada para extraer los conocimientos a tratar después, tanto en el caso de la situación oral como en el escrito. No obstante, en ocasiones les resulta complicado seguir las formulaciones que hace el docente y no son capaces de dar con lo que se les está planteando. Por ejemplo, en el caso en el que se les preguntó por cuáles dirían ellos que eran los mecanismos que se habían activado en el acto de habla durante las dinámicas anteriores, se basaron en la gestualidad y hubo necesidad por parte del docente de dar pistas obvias del resto de conceptos a los que quería llegar. 

En general, diría que los estudiantes interiorizaron los aspectos más generales de la unidad y que entendieron todas y cada una de las actividades. En muchas ocasiones, sucede que los estudiantes no entienden la relación que subyace a la secuenciación de las actividades y su finalidad. En este caso, era evidente que entendían las actividades y se mostraron participativos. No obstante, no utilizaban la terminología metalingüística que se trataba en la unidad didáctica.
Probablemente, hubiera sido un buen apoyo haber tratado los mecanismos del texto oral sobre un fragmento de teatro, para ayudar al alumnado a reconocerlos sobre un soporte. Además, los signos ortográficos de puntuación y modalización del hablante como la exclamación o la interrogación serían más reconocibles.
Asimismo, la deixis queda explicada de esta manera de una forma superflua, puesto que los elementos deícticos requerirían una explicación más obvia que la mostrada durante estas actividades. El alumnado no parecía haber entendido los mecanismos de deixis textual, más orientada a la categoría de las palabras, las cuales no supieron identificar.

Como continuación a esta actividad, propondría al alumnado realizar prácticas de textos orales, en el que se pongan de manifiesto los mecanismos de la lengua oral, pero con algunos recursos del texto escrito, como puede ser la preparación de un monólogo. De este modo se tratarían cuestiones en relación a tipos de textos intermedios, que tienen rasgos propios de ambas tipologías.
También, como actividad complementaria, podrían darse las pautas para la realización de un debate, en el cual la intervención está pautada y en la que puedan llevar a cabo la argumentación de un tema propuesto por el docente. En este caso, volveríamos a ver que se dan actos de habla que pueden activar mecanismos propios del texto escrito, como la estructura o el registro formal.

El uso de herramientas digitales no pasó de la exposición de un texto de WhatsApp a través de una diapositiva de PowerPoint. En este caso, se les podría haber pedido que recurrieran a sus propios dispositivos para que usaran una conversación que ellos mismos hubieran tenido.
Asimismo, podría haberse enriquecido la clase con el visionado de un corto en el que poder reconocer a los interlocutores, el registro y la modulación propias del discurso oral. En el caso de no haber sido un video, podría haberse tratado de un podcast.
El hecho de usar estos recursos daría más dinamismo al proceso de enseñanza-aprendizaje.   



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